martes, 23 de septiembre de 2008

16 - EL ESTADO ALEATORIO

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, el tres por ciento de los españoles desea ocupar un cargo político. No nos extraña, entonces, que la competencia entre los candidatos sea tan feroz: "son tantos los llamados y tan pocos los elegidos ..."
De ellos, conocemos sus palabras - con las que tratan de convencernos - pero no sus verdaderas intenciones. No sabemos si el "cargo" al que aspiran les parece un medio o un fin, pero todo parece apuntar a que consideran que el fin es el cargo y el medio para llegar a él las campañas electorales (preelectorales y postelectorales). La Política se ha convertido en el arte de la "campaña permanente": siempre alerta, siempre tratando de rentabilizar "políticamente" cualquier hecho o circunstancia. La Política se ha convertido en el arte no de hacer las cosas, sino de hablar de ellas: se afirma y se promete, se niega y también se promete, pero ni lo que se afirma ni lo que se niega llegará a realizarse.
No nos extraña que las campañas resulten agotadoras: los líderes "echan el resto", se esfuerzan hasta la extenuación, pierden la voz y hasta la salud. Son capaces de dar la vida en la batalla por la victoria electoral. ¿Es esto lo que queremos? ¿Tal derroche de energías? ¿Tal exhibición de ambición? ¡No! No les pedimos tanto. Con la mitad tendríamos, probablemente, más que suficiente ... si el esfuerzo lo hiciesen en otro sentido.
Los candidatos saben, sin embargo, que ganen o pierdan, dispondrán de tres años y medio para recuperarse. Si pierden podrán hacer recuento de las bajas y deserciones, rehabilitar a los "heridos", reparar las grietas "ideológicas" abiertas en la batalla, reclutar nuevos elementos y preparar nuevas estrategias para salir triunfantes en la próxima confrontación. Y si ganan, más o menos lo mismo: ¿repetir la estrategia que tan buenos resultados ha ofrecido o diseñar una nueva? No hay tiempo que perder.
¡Cuántas energías desperdiciadas, cuántas horas perdidas! ¡No! ¡No era esto lo que queríamos!
La Democracia quizá sea el mejor de los sistemas de gobierno conocidos, pero no es perfecto. Con el tiempo nos hemos ido dando cuenta, y eso que ya nos lo había dejado dicho Platón. El reto que nos planteábamos era difícil, pero estaba claro: construir un sistema mejor. ¿Lo habremos conseguido?
El ESTADO ALEATORIO es el nuevo modelo de Estado y su forma política es la Democracia Aleatoria. Los pilares sobre los que se sustenta son dos: la Democracia y la Suerte.
El poder ya no emana del pueblo: se le ha escapado. Pero él no lo sabe. ¿Qué pide este pueblo a sus gobernantes? Tener trabajo, no pagar tantos impuestos, disponer de una vivienda digna, poder estudiar, disfrutar de una pensión justa, recibir asistencia sanitaria, que haya paz ...
¿Y quién ofrece todas estas cosas? ¿Acaso hay alguien que no las incluya en su programa? Entonces, ¿qué diferencia a unos de otros? ¿La sonrisa? ¿La ideología? ...
En el Estado Aleatorio la elección del Presidente del Gobierno se lleva a cabo en dos fases: en la primera (fase democrática) el pueblo vota libremente a uno de los candidatos presentados. Los cuatro más votados pasarán a la segunda fase (aleatoria), en la que se realizará un sorteo. En un gran bombo se introducirán cuatro bolas, cada una con el nombre de uno de los candidatos finalistas. Una mano inocente (el Rey o la Reina, si los hubiere) extraerá una de las bolas: la que llevará el nombre del futuro Presidente.
Las ventajas de este nuevo sistema son claras: en primer lugar, se elimina, en gran parte, el clima de "campaña electoral permanente". Los candidatos saben que para gobernar no necesitan ni mayoría absoluta, ni ser los más votados por el pueblo; no necesitan esforzarse tanto, sonriendo y prometiendo, y guardan sus energías para los próximos cuatro años (no vaya a ser que resulten elegidos). Es la suerte la que decide. ¿Por qué no confiar en ella si nunca se equivoca? ¡Hasta tiene sus propias leyes!
La suerte no puede manipularse; las voluntades, sí. La suerte no engaña; los políticos, a veces, sí.
¿No creen que merece la pena intentarlo?
Y que Dios reparta Suerte.

martes, 16 de septiembre de 2008

15 - EL GUIONISTA DE LA HISTORIA

"La realidad siempre supera a la imaginación".
Puede que esta afirmación tantas veces repetida sea cierta, pero no estamos demasiado seguros de que sea así. No nos parece sencillo ganarle la batalla a la imaginación, sobre todo cuando entre sus aliados figuran autores capaces de construir con ella tan grandes obras de la literatura universal.
Sabemos que para realizar una buena película, por ejemplo, han de darse algunas coincidencias favorables: una esmerada fotografía, un cuidado vestuario, unos logrados efectos especiales , unos buenos actores, un buen director ... pero sin un buen guión no hay nada que hacer. La película será, seguramente, un desastre. Hace falta un guionista capaz de escribir una historia original, interesante y convincente.
La Historia con mayúscula necesitaría hoy, más que nunca, un buen guionista.
En esta divina comedia humana ya contamos, para empezar, con el vestuario más adecuado, con los decorados naturales más espectaculares, con los mejores efectos especiales y con el más amplio plantel de actores imaginable (que somos nosotros), unos buenos comediantes que, sin embargo, no conocemos bien cuál es nuestro papel. Encontrar un buen director no será un problema - un actor es el mejor director de sí mismo -, pero nos hace falta un buen guionista, el mejor: el GUIONISTA DE LA HISTORIA.
Imagínese, sin ir más lejos, a Michael Crichton escribiendo el guión del Campeonato Nacional de Liga de Fútbol, un campeonato que despierta pasiones y que mueve millones de euros cada temporada. Imagínese la mayor incertidumbre posible en los resultados, los cruces de acusaciones entre directivos, la compra-venta de partidos, los intentos de soborno a los árbitros, las expulsiones injustificadas, los goles en el último minuto, las quinielas imposibles, los fichajes sorpresa, los intercambios de jugadores ... ¿Cabría mayor emoción? ¡Imposible! Incluso alguien tendría que representar el papel de víctima de un infarto (en realidad sólo sería una indisposición) en el transcurso del último y decisivo encuentro. No han de faltar batallas campales en un gran escenario natural (el estadio de fútbol), entre seguidores de dos equipos "rivales" (la realidad, en este caso, puede que sí sea capaz de superar a la imaginación, pero seguimos ...).
Imagínese a Victoria Holt o a Jean Plaidy, que es lo mismo, escribiendo el guión de la media-alta sociedad: matrimonios de conveniencia, bodas reales e irreales en exclusiva, separaciones, reconciliaciones, hijos naturales, puestas de largo, grandes fiestas, idilios, toreros, modelos, cantantes, nuevos ricos ...
Imagínese a Ken Follet o a Noah Gordon, que no es lo mismo, escribiendo el guión de la media-baja sociedad: inmigración, explotación infantil, marginación, pobreza ...
A Keneth Galbrait escribiendo el guión de la Economía: caídas de la Bolsa, subidas de los intereses, opas hostiles, "stocks options", pelotazos urbanísticos ...
A Frederik Forsythe escribiendo el guión de la Política: elecciones anticipadas, fraudes electorales y postelectorales, escándalos, corrupción, transfuguismo, dimisiones de altos cargos, golpes de Estado (fallidos) ...
"Si lo exige el guión" sabemos que todo será posible en esta "película". Por esta razón, no conviene dejar su confección en manos de aficionados.
Así se escribe la Historia ... con G mayúscula.

jueves, 11 de septiembre de 2008

14 - EL BANCO RESPALDO

Hay quien piensa que las orejas sólo valen para sujetar las gafas y que los libros sólo son un adorno en el mueble del salón.
La vida está llena de paradojas pero, como hace buen día, hemos decidido dar un paseo por el parque: árboles grandes, frondosos, variados, prados, flores, setos, mariposas, perros, senderos de tierra, piedras, niños jugando, niños merendando con sus madres ... Vamos a sentarnos.
¡Qué lástima! Hay quienes confunden el respaldo con el banco y el asiento con la alfombra: se sientan donde tendrían que apoyarse y ponen los piés donde tendrían que sentarse. Lástima que siendo, en general, tan jóvenes (y brillantes) hayan elegido esta costumbre para manifestar su rebeldía, su inconformismo, su deseo de cambiar el mundo ... Y mientras tanto, ¿dónde nos sentamos los demás?
Afortunadamente todo tiene solución y para este "problema" hemos inventado el BANCO RESPALDO.
Su propio nombre ya lo describe: se trata, sencillamente, de un banco que tiene forma de respaldo; da la sensación de que está semienterrado y que emerge su respaldo.
¿Y cuáles son las ventajas de este invento? En primer lugar, sirve para sentarse, que ya es importante. Y, en segundo lugar, facilita la transgresión de la tradicional costumbre de sentarse en un banco sin que otras personas resulten perjudicadas. Lo importante, en este caso, es el gesto: sentarse en el respaldo.
Así pues, al acercarse a ellos, unos verán un banco, otros un respaldo y a todos servirá por igual. La convivencia seguro que mejorará.
Hay muchas posibilidades de que el Banco Respaldo sea declarado de Utilidad Pública.

viernes, 5 de septiembre de 2008

13 - EL ESTADO SALUDABLE

Los lugares, las costumbres, los productos, las actitudes podrían dividirse en saludables y perjudiciales. Miles de años de lenta evolución deberían haber sido suficientes para que empezásemos ya a sacar conclusiones acerca de qué cosas nos benefician y qué cosas nos perjudican ... a nosotros, a otros animales, a las plantas y a la Tierra en su conjunto, considerada como un organismo vivo del que todos formamos parte.
Vamos, pues, a establecer una primera clasificación:
- Serían saludables la mayor parte de los alimentos, la mayor parte de los libros, algunas ideas y principios, algunos electrodomésticos y algunas películas.
- Serían perjudiciales el tabaco, el alcohol y otras drogas en grandes cantidades, los productos sintéticos, los pensamientos negativos, los malos humos en general, algunos electrodomésticos y algunas películas.
Basándonos en esta sencilla clasificación, hemos ideado un nuevo modelo de Estado que llamaremos EL ESTADO SALUDABLE.
Para empezar, el sistema de mercado cambiaría: el Estado pagaría a los productores de "productos saludables" (calificados así por la Comisión correspondiente) y éstos, a su vez, pagarían con una parte de sus ingresos a los consumidores que adquiriesen sus productos (saludables). En cambio, quienes quisiesen adquirir "productos no saludables" deberían pagar a sus fabricantes. Al final, el mayor beneficio lo obtienen los consumidores y los productores de productos saludables: unos en salud y otros en economía, aunque en este modelo de Estado la Economía pasaría a ocupar un segundo plano.
El Estado establecería un sueldo medio (saludable), una asignación de la cual no podría gastarse más de una determinada cantidad, previamente establecida, en productos perjudiciales. Y, además, garantizaría el abastecimiento de todos los productos durante todo el año.
Qué es el Estado? ¿Un amigo o un enemigo? ¿Un padre, un hermano, un socio o un competidor?
El Estado es, cuando menos, un amigo ambicioso. Su razón de ser ha sido siempre expandirse, conquistar otros Estados para recaudar más impuestos que le permitan continuar expandiéndose. Ese deseo, que permanece latente (aunque a veces sea evidente) parece frenado únicamente por la fuerza de las armas, por la capacidad "disuasoria" de otros Estados.
Desgraciadamente, aún no existe una visión global del mundo en que vivimos y, en cierta medida, esa expansión sigue produciéndose todos los días, sutil o trágicamente: para que nosotros seamos cada vez más ricos otros tienen que ser, por fuerza, cada vez más pobres.
El Estado es, sin embargo, ambicioso porque nosotros lo somos.
¿Qué pasaría si a partir de ahora considerásemos lo poco suficiente y lo mucho innecesario?
Seguro que viviríamos de una forma más "saludable".

lunes, 1 de septiembre de 2008

12 - EL INTERRUPTOR HUMANO

¡Necesito desconectar!
¿Cúantas veces lo habremos dicho o lo habremos oído decir a otras personas? No es más que una forma de manifestar nuestra sobrecarga de trabajo, de responsabilidades, de preocupaciones ... Nos sentimos agotados, incapaces de continuar soportando tanta tensión.
Vivimos en una sociedad excesivamente competitiva y, a menudo, acabamos siendo sus propias víctimas. Sobrevivir requiere, sin duda, un considerable esfuerzo y muchas personas pagan, por desgracia, un alto precio por alcanzar sus objetivos económicos y sociales: jaquecas, úlceras, infartos ... El precio es "su vida".



Pues bien, para intentar paliar todos estos inconvenientes de la vida moderna, hemos "inventado" el INTERRUPTOR HUMANO".

Es un sencillo aparato que permite la desconexión instantánea de cualquier persona en el momento deseado por ella. Se coloca en la parte posterior de la cabeza, de forma que apenas resulta perceptible por los demás. La operación de implantación es muy sencilla (sólo precisa de anestesia local) y se lleva a cabo únicamente en clínicas privadas (la Seguridad Social no cubre esta prestación sanitaria).
El Interruptor Humano (IH) funciona con una pila solar de 4,5 voltios, por lo que una vez instalado en el paciente, es recomendable que éste pase el mayor tiempo posible al aire libre y no en espacios cerrados, donde se descargaría rápidamente (la pila, claro).
- ¿Alguna pregunta?
- Sí. Una vez apagados, ¿cómo podemos volver a encendernos? ¿no existe el riesgo de que nos quedemos desconectados para siempre?
- Rotundamente, no. El Interruptor Humano lleva incorporado un programador que desactiva los circuitos al llegar la hora que hayamos fijado en el momento de apagarnos. Además, en el improbable caso de que el programador fallase, el aparato cuenta con un sofisticado sistema de reencendido automatico que se dispara a las 48 horas. De todas formas, lo mejor es encargarle a un familiar o a una persona de mucha confianza que, al cabo del tiempo que le indiquemos, nos encienda de nuevo (el familiar, que sea también de confianza).
Durante el tiempo que se mantenga la desconexión, a diferencia del sueño, no se gasta nada, por lo cual la vida se prolonga alcanzándose fácilmente edades centenarias. Queda claro, pues, que no es lo mismo estar desconectado que dormido. Sin embargo, a pesar de sus múltiples ventajas, no conviene abusar del "invento" y desenchufarse demasiado a menudo.

El Interruptor Humano facilita, por otra parte, la convivencia.
¿Cuántas veces, tratando de hablar con alguien, hemos obtenido como respuesta monosílabos o, en el peor de los casos, exabruptos? ¿Cuántas veces, paseando como sonámbulos por las calles, hemos estado a punto de sufrir un atropello? ¿Y cuántas veces, sentados frente al televisor, no sabíamos la película que estábamos viendo?
En estos casos y en otros similares lo mejor es apagarse y, en una media hora habremos recuperado la energía perdida.
Por último, una advertencia: el Interruptor Humano no modifica la personalidad, así que si una persona es por naturaleza "apagada" el aparato no le resuelve el problema. No quisiéramos engañar a nadie y, menos aún, hacer concebir falsas esperanzas.
¿Qué le ha parecido el "invento"? ¿No estaría usted "apagado", verdad?