martes, 16 de septiembre de 2008

15 - EL GUIONISTA DE LA HISTORIA

"La realidad siempre supera a la imaginación".
Puede que esta afirmación tantas veces repetida sea cierta, pero no estamos demasiado seguros de que sea así. No nos parece sencillo ganarle la batalla a la imaginación, sobre todo cuando entre sus aliados figuran autores capaces de construir con ella tan grandes obras de la literatura universal.
Sabemos que para realizar una buena película, por ejemplo, han de darse algunas coincidencias favorables: una esmerada fotografía, un cuidado vestuario, unos logrados efectos especiales , unos buenos actores, un buen director ... pero sin un buen guión no hay nada que hacer. La película será, seguramente, un desastre. Hace falta un guionista capaz de escribir una historia original, interesante y convincente.
La Historia con mayúscula necesitaría hoy, más que nunca, un buen guionista.
En esta divina comedia humana ya contamos, para empezar, con el vestuario más adecuado, con los decorados naturales más espectaculares, con los mejores efectos especiales y con el más amplio plantel de actores imaginable (que somos nosotros), unos buenos comediantes que, sin embargo, no conocemos bien cuál es nuestro papel. Encontrar un buen director no será un problema - un actor es el mejor director de sí mismo -, pero nos hace falta un buen guionista, el mejor: el GUIONISTA DE LA HISTORIA.
Imagínese, sin ir más lejos, a Michael Crichton escribiendo el guión del Campeonato Nacional de Liga de Fútbol, un campeonato que despierta pasiones y que mueve millones de euros cada temporada. Imagínese la mayor incertidumbre posible en los resultados, los cruces de acusaciones entre directivos, la compra-venta de partidos, los intentos de soborno a los árbitros, las expulsiones injustificadas, los goles en el último minuto, las quinielas imposibles, los fichajes sorpresa, los intercambios de jugadores ... ¿Cabría mayor emoción? ¡Imposible! Incluso alguien tendría que representar el papel de víctima de un infarto (en realidad sólo sería una indisposición) en el transcurso del último y decisivo encuentro. No han de faltar batallas campales en un gran escenario natural (el estadio de fútbol), entre seguidores de dos equipos "rivales" (la realidad, en este caso, puede que sí sea capaz de superar a la imaginación, pero seguimos ...).
Imagínese a Victoria Holt o a Jean Plaidy, que es lo mismo, escribiendo el guión de la media-alta sociedad: matrimonios de conveniencia, bodas reales e irreales en exclusiva, separaciones, reconciliaciones, hijos naturales, puestas de largo, grandes fiestas, idilios, toreros, modelos, cantantes, nuevos ricos ...
Imagínese a Ken Follet o a Noah Gordon, que no es lo mismo, escribiendo el guión de la media-baja sociedad: inmigración, explotación infantil, marginación, pobreza ...
A Keneth Galbrait escribiendo el guión de la Economía: caídas de la Bolsa, subidas de los intereses, opas hostiles, "stocks options", pelotazos urbanísticos ...
A Frederik Forsythe escribiendo el guión de la Política: elecciones anticipadas, fraudes electorales y postelectorales, escándalos, corrupción, transfuguismo, dimisiones de altos cargos, golpes de Estado (fallidos) ...
"Si lo exige el guión" sabemos que todo será posible en esta "película". Por esta razón, no conviene dejar su confección en manos de aficionados.
Así se escribe la Historia ... con G mayúscula.

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